sábado, 21 de noviembre de 2009

EL FEUDALISMO DEL SIGLO XXI

EL FEUDALISMO DEL SIGLO XXI

El feudalismo que todos conocemos como el feudalismo medieval, que tuvo lugar entre los siglos IX y XV, era una organización social y política, característica de la Europa Occidental, donde un determinado número de territorios, denominados “feudo”, eran cultivados por campesinos o siervos, cuya parte de la producción debía ser entregada en concepto de censo, al dueño de los territorios, que era un noble. Este Señor Feudal defendía los territorios y a sus siervos o campesinos.
El señor acogía a los campesinos en su feudo, que se organizaba en una reserva señorial que los siervos debían trabajar obligatoriamente (sernas o corveas) y en el conjunto de las pequeñas explotaciones familiares (mansos) que se atribuían a los campesinos para que pudieran subsistir. Obligación del señor era protegerles si eran atacados, y mantener el orden y la justicia en el feudo. A cambio, el campesino se convertía en su siervo y pasaba a la doble jurisdicción del señor feudal: en los términos utilizados en España en la Baja Edad Media, el señorío territorial, que obligaba al campesino a pagar rentas al noble por el uso de la tierra; y el señorío jurisdiccional, que convertía al señor feudal en gobernante y juez del territorio en el que vivía el campesino, por lo que obtenía rentas feudales de muy distinto origen (impuestos, multas, monopolios, etc.). La distinción entre propiedad y jurisdicción no era en el feudalismo algo claro, pues de hecho el mismo concepto de propiedad era confuso, y la jurisdicción, otorgada por el rey como merced, ponía al señor en disposición de obtener sus rentas. No existieron señoríos jurisdiccionales en los que la totalidad de las parcelas pertenecieran como propiedad al señor, siendo muy generalizadas distintas formas de alodio en los campesinos. En momentos posteriores de despoblamiento y refeudalización, como la crisis del siglo XVII, algunos nobles intentaban que se considerasen despoblados completamente de campesinos un señorío para liberarse de todo tipo de cortapisas y convertirlo en coto redondo reconvertible para otro uso, como el ganadero.[7

Unos cuantos siglos después, cuando parece que este tipo de estructura ha desaparecido, seguimos viviendo en una especie de feudalismo. Todos vivimos y trabajamos para una serie de “Señores Feudales”, pertenecientes a una clase social acomodada o miembros de la política. Nos sometemos a su mandato y trabajamos para que ellos vivan acomodadamente a cargo de nuestras espaldas. A cambio, ellos prometen protegernos y velar por nuestros intereses, pero la cosa no es así. No somos protegidos, por lo que pagamos y trabajamos por una serie de privilegios de los que no gozamos. Debemos cuidarnos de estos señores feudales, ya que si nos damos media vuelta, intentan acaparar lo poco que nos pertenece. En el caso de una contienda, no irán en primera línea como lo hacía el rey en el feudo, probablemente seamos nosotros, “los campesinos” los que tengamos que enfrentarnos, mientras ellos se resguardan tras sus casas señoriales. Lo mismo ocurre con el rey, él no irá a las batallas, ni se dedicará a luchar por defender su territorio, serán los campesinos, quienes tengan que hacerlo.
Este es el feudalismo del siglo XXI.
La diferencia estriba en la forma en cómo los señores feudales llegaron a tener el poder. En el feudalismo pasado, era de forma hereditaria o bien, otorgada por el Señor Feudal a personas de su confianza, nombrándolos primero caballeros, mediante la ceremonia del “homenaje”. En la actualidad, es el pueblo quien elige a sus “señores feudales”, esperando una administración adecuada o solución a sus problemas. Parece que mucha parte de esa sociedad popular va percatándose del engaño social al que estamos sometidos, del que no sabemos cómo salir o cambiar. En nuestras manos está poder hacer que todo cambie, pero debe ser de una manera inteligente y paulatina, ya que un cambio drástico podría llevar a malentendidos.