martes, 25 de septiembre de 2012

Tras los incansables gestos del amor,
cómplice mi corazón se presta, alado
empuñado como espada sin olvido
desconchando su nacarado fruto
que exhibe su latido entre mis manos.
Continúa como quien mira a los ojos,
en renovados balbuceos
cuerpo sobre cuerpo
alma sobre alma
en sinuoso camino de sentidos
evocados en ferviente lucha
como sueño invocado nuevamente.

Al otro lado de la aurora
aparecen victoriosos los sentidos
derrocando protocolos
invocando nuevos ritos milenarios
en incandescente llama amorosa
salvando distancias entre oraciones
soñando en vuelo de golondrinas
susurrando en los labios del amado
mi divina ascensión al cielo
con el calor de sus brazos.

"EL CALOR DE SUS BRAZOS"
Elena Sánchez (España)

miércoles, 19 de septiembre de 2012

En busca de pirámides perdidas
de emperadores olvidados
surco mares y océanos
cargando mis rosarios
soñando en otros mundos
mendigando quimeras.

Descifro jeroglíficos humanos
descubriendo enigmas escondidos
escalo montañas de deseos
desempolvo cofres enterrados.
y cuando llego a nuevos reinos
dejo mis huellas entre estrellas.

Tras rendirme postrada en el camino
me despojo de viejas pieles
evocando a príncipes gentiles
alzo mis ojos cansados al cielo
clamando entre voces acalladas
por el renacer de nuevo mundo.

"ENIGMAS ESCONDIDOS"
Elena Sánchez (España)


lunes, 3 de septiembre de 2012

En mi caja de recuerdos
bosquejé ilusiones efímeras
relegué pedazos de mi alma
esos que suspiraron por tus ojos.
Tras larga espera desde horizontes
y lejanas colinas cubiertas de espinas
me rindo, dejo mis valles virginales
renuncio a tu fruto prohibido.

Mi jardín se fue cubriendo de flores
sembradas por príncipes encantados
la parcela que para ti guardaba
quedó vacía, estéril, sin semillas
y aunque finjas ser arcángel de mis sueños
te condenas con tu danza indiferente.

Fuiste larga noche de espera
entre pétalos que se fueron marchitando.
Se derramaron gotas de sangre vertidas
entre mil topacios olvidados.
Si me hubieras arrancado las caricias
habrían llovido rosas perfumadas.
Habría puesto en tus ojos la luz de mi alma
esa que te esperó y ya no espera.

Acorralaste tu felicidad entre sombras
la dejaste caer como pluma llevada por el viento
La enfermedad de la añoranza
mató mi corazón desilusionado.
Anochezco entre lluvias divinas
sabiendo que no vendrás nunca.

Destierro tu amor imposible
y me resigno a tu recuerdo.

"DESTIERRO"
Elena Sánchez (España)